La misión es una experiencia de encuentro, un momento de enseñanza y aprendizaje, de compartir la vida y la fe, de encontrar a Dios en aquel que encontramos. La I Experiencia Vocacional Misionera que reúne en la Arquidiócesis de Manaos, en la Diócesis de Coari y en la Prelatura de Itacoatiara, 280 misioneros, en su mayoría seminaristas, está siendo muy enriquecedora para los que llegan y para los que reciben.
Para los seminaristas del estado de Espírito Santo, «participar en esta experiencia nos ha hecho conocer el rostro de la Iglesia en la Amazonía».
Contemplamos las numerosas realidades que desafían no sólo al misionero, sino a la población en general, considerando el tiempo pasado en Itacoatiara como «días enriquecedores en nuestro camino como seminaristas, entrar en contacto con la realidad particular de un pueblo es de suma importancia para la formación de los futuros sacerdotes«.
Vimos la realidad de las inundaciones del río Amazonas y el sufrimiento que eso provoca, algo que también destaca Bruno Maia, para quien es importante convivir con «seminaristas de todo Brasil para conocer nuestra realidad». Incluso ante las dificultades que vive la gente, subraya la sed de Dios que esta gente tiene en su vida.
Durante estos días los seminaristas relatan que estamos visitando a las familias, conociendo su realidad, aprendiendo de ellas, experimentando también su cocina, su forma de hacer las cosas. Nos están enseñando, ha sido muy bueno vivir y experimentar cosas nuevas, saber que también aquí en la Amazonía la gente tiene fe, la gente es trabajadora y trata a su manera de vivir en comunidad, de vivir siguiendo a Jesucristo», según el seminarista de la Diócesis de Araçuaí.
Es una experiencia misionera que nos está ayudando a «acercarme cada vez más a Jesucristo a través del testimonio de fe de muchas personas dispersas por el mundo«.